domingo, 6 de febrero de 2011

Clases particulares

Hoy ha sido uno de los días más raros de mi vida: después de leer el privado que me mandó Dani, empezamos a hablar por privados y al final le pedí que viniera a darme una clase porque mañana tengo examen de matemáticas.
Después de quedar, darle la dirección, decirle lo que no entendía... Ha venido a las cuatro y media de la tarde.
Han pasado ya varias horas, pero recuerdo con detalle cada minuto, cada palabra de la conversación... Hasta yo misma estoy empezando a asustarme, porque recuerdo qué debo hacer en cada ejercicio de matemáticas, cuál es el resultado correcto. Lo recuerdo todo.
Al principio ha sido todo un poco extraño porque la situación era un poco subrealista y hasta podría decir forzada: me he sentado en la silla de lado, dejando un gran espacio entre los dos. No lo he hecho adrede, supongo que de los mismos nervios he obrado así, pero me ha gustado cuando él se ha cambiado de asiento, a acercado la silla que tenía a mi lado, ha sacado su portátil y me ha mirado.
En ese momento, me he dado cuenta de que desde que lo ví hace dos meses en el chalet de Salva lo había idealizado y adaptado a cómo quería que fuese, a cómo me lo imaginaba, y todo eso mezclado a cómo lo recordaba. ¿Queréis que os sea sincera? En ese momento en que se ha cambiado de asiento y nos hemos mirado me he dado cuenta de que Dani no es como yo me había imaginado, de cómo yo creía que era...


Es aún mejor.


Ahora que lo pienso, me asombra lo que puede transmitir una mirada, lo que puede definirnos. Y es eso lo que más me ha gustado.
No hemos hablado mucho fuera de lo normal, nos hemos centrado en las matemáticas. Pero al final de la clase, cuando ya estaba recogiendo su portátil nos hemos puesto a hablar de notas y de nuestras medias. Hasta me ha confesado su nota media del selectivo, y debo decir que he quedado aún más impresionada (si eso era posible). Me ha dicho que no me preocupara por mi examen, que tenía una media de un 9 y seguro que me iba a salir bien.
Le he pagado lo que habíamos acordado y cuando me ha ido a devolver el euro de más que le había dado le he dicho que no. Obvio. A lo que él ha respondido con picardía: "A.Soñadora, así son las matemáticas. Suerte en tu examen." Me ha dejado la moneda encima de la mesa. Lo he acompañado a la puerta sin saber bien qué decir o rechistar, nos hemos despedido y se ha marchado.


No me lo podía creer: listo, estudioso, simpático, pícaro... Estaba en una nube de pensamientos pero sin pensar en nada cuando me he dado cuenta de que se había dejado su libreta y unos apuntes de la universidad dentro. Rápidamente lo he llamado al móvil.
Lo he buscado en la agenda del móvil.
Llamar.
No da tono.
Reintentar.
Un tono, dos tonos, tres tonos... La llamada ha sido rechazada. (¿?)
Reintentar. (No me doy por vencida)
-¿Si?
-Dani, soy A.Soñadora. Te has dejado tu libreta en mi casa...
-Uff... Es verdad. Pues ya pasaré o algo, bueno espera, ¿hay algo escrito en ella?
-Pues hay una fotocopia y un par de notas.
-Vale, pues casi que voy a pasarme ahora a por ella porque sí, es importante.
-Vale, te la bajo al patio.

He cerrado la puerta de casa, he bajado al patio y casi al instante Dani a doblado la esquina.

-Muchas gracias.
-De nada. Toma.
-Oye, ¿te he colgado cuando me has llamado?
-Sí, creo que sí.
-Lo siento, es que he ido a sacar el móvil y no sé que he hecho...
-No importa. Bueno, pues...
-Bueno, eso... Pues adiós.
-Adiós.

3 comentarios:

  1. ay! qué bonito! jeje
    es un paso!=)
    un beso guapa!

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  2. Bueno, pues parece que todo ha ido bien. Si gue asi. Una vez mas, suerte con tu examen, y con Dani.

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