domingo, 6 de enero de 2013

De uvas a peras...

La historia se repite: cada vez que actualizo hace muchísimo tiempo que no escribo, me arrepiento de ello y pido perdón en la entrada, prometo que intentaré actualizar más a menudo y luego hago un pequeño resumen de cómo va mi vida desde la última entrada que escribí.
Reconozco que iba a seguir la misma e inevitable rutina pero he decidido que, dado que estoy en segundo de bachillerato y llevo tres blogs a la vez, no voy a lamentarme y voy a dejar de prometer una cosa que hasta junio es imposible de cumplir. Así que hasta junio iré actualizando, sí, pero como pueda. Así que no prometo nada.

Cambiando de tema, ¿qué tal os han ido las navidades? Las mías muy bien y no es sarcasmo. He estado los quince días dentro de casa y apenas he salido pero reconozco que necesitaba estar todo el día tirada entre el sofá y la cama y acurrucada entre mantas. He estado leyendo, viendo películas y comiendo trufas de chocolate. Sí, una actitud un tanto extraña para una chica de casi 18 años (¡¡en menos de una semana ya seré mayor de edad!!) pero ví a Dani el primer finde después de empezar las vacaciones. La cosa fue estupendamente: estuvimos hablando todo el rato a solas de cómo era nuestra vida ahora, de viajes, recordando cuándo él era mi profesor (que conste que sacó él el tema), me preguntó cuántos años tenía ahora y, para mi sorpresa, se alegró de que hiciera pronto 18 años y la diferencia de edad fuera menor. Me dejó desconcertada.
Al día siguiente, mi prima habló con su mejor amigo y le preguntó directamente si entre nosotros podría pasar algo y, para más sorpresa de ambas, le dijo que Dani me veía como algo más que una alumna, que la prima de una de sus amigas y mucho más que a una niña de 17 años con la que pasar una noche pero que si no intentaba algo era porque se iba de Erasmus otra vez el 10 de enero ya que solo había vuelto para las vacaciones de Navidad.
Digamos que me vine demasiado arriba por tanta declaración y pensé que la distancia no sería un problema para una pareja que todavía no existía y le mandé un sms para ir al cine juntos. La respuesta fue, obviamente, que iba a ver esa misma película al día siguiente con su madre.
Mi gozo en un pozo.

domingo, 21 de octubre de 2012

Primero suspenso del curso...

Así es. La semana pasada tuve mi primer examen del temido curso 2º de BTO.
La verdad es que me salió bastante bien, aunque todavía no sé la nota y tardarán un par de semanas en dármela, pero el examen que hice el jueves pasado... Fue todo un horror.
No sé qué me pasó. Había estado estudiando mucho y todo parecía que tanto esfuerzo había dado sus frutos hasta, para comprobarlo, mi madre me estuvo preguntado el día de antes del examen, como cuando era niña, y todo fue bien hasta que era jueves a las ocho de la mañana.
Tenía solo 50 minutos para hacer el examen. Una pregunta de 8 puntos y otra de 2 puntos. Ése era todo mi examen. Y no me preguntéis por qué pero empecé por la pregunta de teórica, la de 2 puntos. Eran y media y entonces me disponía a hacer la pregunta de 8 puntos. En veinte minutos sobrantes...
Yo estaba tranquila, me quedaban veinte minutos para anañizar unas quince o veinte palabras... No era imposible. Pero la profesora, todavía no sé por qué, vino a mi mesa y se dio cuenta de que entonces iba a empezar a hacer la pregunta de 8 puntos. Y empezó a gritarme en medio del examen diciéndome que no me iba a dar tiempo, que como se me ocurría dejarme una pregunta de 8 puntos para el final...

No contesté. Me puse nerviosa y rápidamente continué con mi examen.

Vale que la pregunta valía 8 puntos, pero es cierto que siempre se me ha dado mejor la teoría, por eso quería asegurarme los dos puntos de teoría y luego ir sumando la parte de gramática y análisis (aunque para este examen la tenía bien preparada). Yo sigo sin ver mi método tan descabellado: es hacer primero lo que mejor te sabes y se te da para asegurarte algo de puntuación y luego enfrentarte a lo más flojo.  Es el método que he utilizado siempre, y hasta ahora nunca me ha ido mal... Nunca me ha ido mal hasta que la profesora se acercó a mi mesa y empezó a gritarme en medio del examen. Aún sigo sin saber por qué lo hizo y estoy casi convencida de que he suspendido porque me puso muy muy nerviosa su comportamiento inexperado (y más porque yo estaba haciendo mi examen tranquilamente, concentrada y segura de mí misma), no porque no me supiera la matería. Ya que ahora sería capaz de volver a hacer el examen, sin haber estudiado nada desde el jueves y hacerlo bien. Estoy segura.

Primer suspendo del curso... Se aleja mi carrera universitaria de ensueño :(

martes, 2 de octubre de 2012

Empezando de nuevo

El pasado fin de semana fue bastante ameno. Quizás sea porque prácticamente no abrí un libro y solo hice los deberes necesarios para el día siguiente (cosa que no acostumbro a hacer los fines de semana, ya que prefiero adelantar y llevarlo todo lo más al día posible). Estaba como loca de que llegara el sábado por la noche. Mi prima me invitó a cenar con sus amigos del instituto, esos con los que una vez has empezado la universidad apenas te reunes. Eran cuatro chicos y una chica, de los cuales ya conocía a los cuatro chicos de una vez anterior.
Apenas hablé durante la cena. No dejaron de recordar los viejos tiempos, de ponerse al día y de cotillear y preguntar qué había sido de sus entonces compañeros de clase y es que hace casi cinco años que acabaron el bachillerato. Al final, e inevitablemente, la conversación derivó a un: ¿y qué hay de ti? ¿no comentas nada de cuando ibas al instituto? A lo que respondí con la esperanza de que volvieran a su anterior tema y dejaran de preguntarme: Yo no he ido a ese instituto.
Al revés de lo esperado, me preguntaron que a cuál había ido, así que me vi obligada a responder a qué colegio iba y con ello, empezaron a especular sobre mi edad. La chica me echaba 20 años, uno de los chicos 19... Hasta que al final, otro de los chicos, que se acordaba de cuándo mi prima nos había presentado la vez anterior me dijo que tenía cinco años menos que ellos. Así que tuve que reconocerlo: Estudio 2º de BTO. Tengo 17 años.

Esa conversación solamente me incomoda cuando sé que la edad es crucial para algo y puede cerrarme puertas. No me molesta decir mi edad ni lo que estudio, pero sí que es cierto que quería evitar ese tema en esa cena, precisamente. Me explico: durante las dos horas de gloria que pasé sin ser el centro de atención, riendo y escuchando las anécdotas de mi prima y sus amigos, empecé a fijarme en uno de los chicos. Y sí, si habéis estado leyendo mi blog durante algún tiempo, sabréis cómo es mi prototipo de chico y cómo es el chico en el que me fijé: el típico chico callado, que sigue la conversación y se limita a bromear sutilmente poniendo la guinda y causando la risa de todos. El chico estudioso que se ha sacado una carrera de cinco años en tres y que está estudiando una segunda carrera universitaria. Sí, ese chico.
Después de cenar, y habiéndole contado mi nuevo fichaje a mi prima (por cierto, ella me dijo que no tenía novia), salimos a tomar unas cervezas a un pub cercano. No sé si era porque llevaba tiempo sin salir de noche o porque estaba muy a gusto con gente mayor que yo, pero empecé a relajarme y a hablar un poco con el misterioso chico. ¡Me sentía como si estuviera dentro de un capítulo de la serie Friends!
Al final, nos despedimos y nos fuimos cada uno a nuestras casas. Desde entonces, y tras mucho pensarlo, he llegado a la conclusión de que me encantaría conocer mejor a ese misterioso chico: no hay nada que no me guste de él (¡Y eso es raro en mí, porque siempre busco el mínimo defecto en todo!).

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Con noticias de Cambridge

El título de esta entrada me recuerda a una canción de Melendi que se llama "sin noticias de Holanda."
Puede que la comparación sea un poco descabellada, pero al fin y al cabo lo que importa es que, al igual que Melendi no tiene su droga porque no la ha recibido aún, yo tampoco la tengo ya. Os explico: hoy era el día que estaba esperando. 26 de septiembre. Una fecha indiferente para unos, importante para otros, pero para mí es de esas fechas que una vez la lees la marcas en tu calendario mental y ya no se olvida. Sin necesidad de alarmas, círculos rojos en un calendario ni "posits" en el escritorio: esta mañana Dani cogía un avión hacia Inglaterra y no volverá hasta dentro de un año. Suponiendo que decida volver en su fecha de regreso y no aplazar su vuelta, y así sucesivamente, hasta que acepte y comunique que se va a quedar allí. No he podido evitarlo y, desde que mi reloj casio ha marcado las 10:00am esta mañana he estado pensando en Dani y su vuelo. Y digo las diez porque me parece una hora igual de válida que de misteriosa para coger un avión y empezar un erasmus, porque en realidad no sé a que hora salía su vuelo.
Todo el día lo he pasado recordándolo, pensando en lo que podría haber sido y lo que ya no podrá ser. Ni él para mí, ni yo para él.
Eran casi las 10:00pm cuando he recibido un mensaje reenviado de mi prima, con unas palabras que lo introducían y me adelantaban que el resto del mensaje me iba a doler y a tranquilizar a partes iguales: "no te rayes" y, a continuación, estaba el mensaje reenviado que Dani les había enviado a sus amigos, diciendo que ya estaba alojado y que todo era precioso, perfecto, sin olvidar su tono irónico de doble sentido al final del mensaje. Casi podía escuchar su voz leyendo el mensaje. Como en las películas. Sí, sé que está bien y que es lo que el quiere. Se lo merece. Al igual que se merece una persona a su lado. Y sé que, aunque esa persona no sea yo, por mucho que me duela reconocerlo, será fantástica e inigualable, porque si está con Dani es porque a él le gusta. Y sé de sobra que no elegirá a una cualquiera.