martes, 4 de septiembre de 2012

Intentando perder el control.

Por si quedaba alguna duda, no estoy pasando por buenos momentos. Ni familiares, ni personales. Así que cualquier comentario o hecho puede dañar mi ego, extremadamente susceptible.
Ayer por la tarde quedé con mis chicas. Rosalie, Alice y otra chica que va en mi grupo de vez en cuando desde hace un año, callada y un poco tímida pero que siempre está ahí cuando se le necesita. La llamaré Tracy.
Después de que Rosalie y Alice hablaran sin parar sobre su verano -cosa que agradecí, porque mi verano no es que haya sido uno de los mejores- me tocó contestar a la inevitable pregunta que estaba intentando esquivar: ¿Qué tal tu verano, A.S? Todo lo que fui capaz de contestar fue un: muy bien, gracias. He estado en Suecia, en la playa de Denia y haciendo turismo por la ciudad cuando vino mi amiga sueca...
Ya está. Mi verano era resumible en dos líneas. Puede que os preguntéis qué tiene de malo haber estado de relax, desconectando. Pero más bien mi verano es comparable a haber estado en un convento, haciendo oración y labores durante dos meses. Vale, puede que esa comparación sea un poco extrema porque he salido de compras, de turismo, a la playa durante semanas, de viaje... Quizás me he pasado. Pero para mis amigos decir que no he salido por la noche más que cuando el chico más guapo de la clase me invitó a salir la última noche en Denia con sus amigos, no me he emborrachado, y no tener fotos con un cubata, bebiendo mojitos o haciendo ronda de chupitos en cualquier red social es equivalente a estar retirada de la vida social.

Reconozco que nunca he sido muy partidaria de salir por la noche. Me asusta que pueda pasarme algo malo y siempre que salgo una parte de mí permanece consciente y al acecho, desconfiando de cada persona que se acerca. Tampoco es que tenga muchos amigos. Siempre salgo con las mismas cuatro o cinco personas de siempre. Con las que estoy más agusto. Pero eso también implica que cuando ellas se van a sus pueblos, donde tienen otro grupo de amigos, yo me quedo sola. Sin un pueblo al que ir -es lo que tiene ser de capital- y sin amigos.

Resumiendo. He llegado a la conclusión que debo aprovechar que ya estén mis amigas aquí para empezar a salir con ellas. Incluso creo que debería perder el control por una vez en la vida. ¡Siempre intento controlarlo todo! Y, de hecho, siempre lo consigo -a excepción de mi relación con Dani, como ya sabéis-.  Así que creo que debería no pasarme de racional y controladora de situaciones. Perder el control de vez en cuando. ¡Aunque al principio sea de forma intencionada! No puedo estar comportándome como una persona de casi treinta y tantos años cuando ni si quiera tengo los dieciocho.

1 comentario:

  1. Cada uno es como es, y no tienes que cambiar tu actitud solo por lo que puedan decir o pensar los demás. Lo importante es que tú te sientas cómoda contigo misma. Si quieres ser menos controladora y dejarte llevar un poco más, adelante, pero no te dejes llevar por las preferencias de los demás :)

    ResponderEliminar

¡Gracias por comentar en este Blog!