sábado, 1 de septiembre de 2012

Mal de muchos, consuelo de...

Ya es uno de septiembre. Eso significa que el verano está llegando a su fin y que solo quedan 12 días para empezar las clases... O aún quedan 12 días para empezar las clases, según se mire.
Y es que, a pesar de mis estúpidos intentos de olvidarme de la partida de Dani, no lo he superado aún. Vale, puede que haya superado que se va. Total, si estuviera aquí tampoco iba a cambiar mucho la situación: él tiene su vida y yo la mía. Y nuestras vidas solo se unen una noche de fallas y el día de mi cumpleaños de mi prima. Ya es tradición. Así que he llegado a la conclusión de que me tiene que dar igual que se vaya o se quede. Si él hubiera sido para mí o yo para él, ya habría sucedido algo. Pero en más de dos años que lo conozco y me gusta, no ha sido así. Así que he tenido que asumir la realidad.
Vale, ya tengo una parte aceptada y en proceso de superarla. Es un paso importante para mí. Pero sé que sería más fácil si tuviera a alguien a mi lado que llenara su vacio o si, al menos, mis amigos de toda la vida estuvieran en una situación similar a la mía. Mal de muchos, consuelo de tontos. Sí, puede ser. Llamadme tonta si queréis, pero sería una ayuda para mí rodearme de gente en una situación como la mía. (Vale, puede que sea una ayuda y egoista a partes iguales: como yo no puedo ser feliz, que los demás tampoco lo sean...)
Al contrario que lo que me ocurre ahora: Roger no deja de mandarme mensajes informándome de cómo avanza y se formaliza su relación con una chica mayor que él pero de la que está verdaderamente enamorado y me ha insistido mucho en quedar un día de la próxima semana conmigo para contármelo todo en persona; como amigos que somos. 
La cosa está en que no puedo decirle que no, porque es mi amigo y me necesita ahí también en los buenos momentos. No solo en los malos. Pero es cierto que lo último que necesito y quiero ahora es ver cómo rebosa felicidad por cada poro de su cuerpo y ser conocedora de sus relaciones con su chica... Y al igual me pasa con Alice.

Así que aquí estoy yo, tumbada en la cama con una sudadera grande y tomando chocolate caliente con marshmallows mientras debato mentalmente.

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