miércoles, 8 de diciembre de 2010

Hoy es uno de esos días

Hoy es uno de esos días en los que he quedado temprano y que ha pesar de ser festivo he tenido que madrugar para poder estar preparada cuando pasaran a por mí.
Hoy, ha sido uno de esos días en los que cuando me he levantado me he acordado de cuando dije "Vale, estaré lista a las nueve y media" y cuando ha sonado el despertador he barajado la opción (aunque ha sido por unos segundos) de quedarme en casa y decir que estaba enferma o cualquier otra excusa para no ir.
¿Qué a dónde he ido tan temprano y por qué no quería ir? ¡Cierto! No os lo he contado. Mi prima me dijo el sábado de quedar con ella y sus amigos de la universidad para pasar el día al chalet de un amigo suyo. Al chalet de Salva (así será como llame a uno de los mejores amigos de mi prima de la universidad). No penséis que he ido de acoplada pues aunque sé que Salva es amigo de mi prima antes que amigo mío he quedado varias veces con él y mi prima, hemos ido en bici -sí, el fue uno con los que fui en bici el día antes de empezar este curso y sobre la entrada que escribí cuando volví con mis mil y una agujetas- hemos ido de concierto, a tomar algo... En fin, he coincidido varias veces con él y la verdad es que es un chico genial (pero no penséis más allá, ¿eh?).
Bueno, volviendo a lo de hoy, como no tenía un plan fijo para hoy le dije a mi prima que iría con ella y sus amigos a pasar el día, así que han pasado esta mañana a las nueve y media a por mí.
Me he subido en el coche y hemos ido a la universidad donde estudian para recoger a otro amigo que también venía y con el que habían quedado también allí, (lo llamaré Dani).
Hemos llegado un poco antes que Dani, así que Salva a aparcado en batería y hemos salido del coche para esperarlo. Al poco a aparecido Dani en su coche, un citroen (no me gustan mucho los coches ni tengo afición por ellos, pero es una manía que tengo: fijarme en el coche que conduce cada persona que conozco) a bajado del coche, a saludado a Salva y a mi prima, y nos han presentado. He quedado ridícula. Sí.
Cuando mi prima ha dicho la típica frase de "Dan, ella es A.Soñadora. A.Soñadora, él es Dan" nos hemos acercado para darnos dos besos y decir lo típico que continua la frase con eso de "encantada". Pero no, antes de eso y mientras le daba dos besos... ¡Le he pisado!
Sí, he notado como la punta de la bota de mi pie izquierdo se elevaba sobre su zapatilla mientras nos saludábamos. Parece que él no ha hecho mucho caso y ha dicho "encantado", después de darnos los dos besos. Menos mal. (Yo siempre tan patosa).
Dani a ofrecido ir con su coche pero Salva a dicho que prefería conducir él pues conocía el camino, así que Dani ha sacado el portátil y una mochila con los apuntes y la ha metido en el maletero del coche de Salva.
Mientras íbamos en el coche, de camino hacia el chalet de Salva, no he dejado de dejar volar mi mente. No suelo darle rienda suelta a mi imaginación porque sé que luego la única que sale perdiendo soy yo, pero por una vez en mucho tiempo, he estado pensando en Till: en cómo estará ahora en Alemania, qué estaría haciendo, cómo serían sus amigos... Y pensando que yo jamás podría pasar el día con él (por la distancia que nos separa). Aunque cuando he vuelto a la Tierra he sido realista y he pensado que a lo mejor no se acordaría de mí o al menos no pensaría en mí como yo pensaba en él. Cosas de las distancias.
Hemos llegado al chalet y hemos empezado a estudiar. Sí, a ESTUDIAR. Yo he empezado con lengua y ellos con las teorías de química que les entran en el examen de mañana. Después, he empezado con matemáticas. Nunca una hora de estudio había sido tan amena y divertida. Lo prometo.
Al final, hemos optado por dejar de estudiar y hemos empezado a jugar a las cartas. Para evitar hacer el ridículo he intentado no jugar a lo que estaban jugando: un juego que creo que llamaban "culo" y al que ya he intentado jugar correctamente en otras ocasiones (todas ellas fallidas). Al principio, he dicho que tenía muchos deberes de matemáticas (cosa que era verdad) y que prefería estar estudiando pero al final he optado por cerrar el libro y ponerme a mirar cómo jugaban. Sin molestar. Sin que se percataran de que yo estaba allí. Pero mi esfuerzo ha sido envano pues mi prima me ha explicado cómo era el juego (otra vez) y me ha dicho que jugara. Resignada, y admitiendo que iba a perder como nunca lo he hecho, he empezado a jugar perdiendo las diez manos primeras, pero al final he acabado ganando unas quince o veinte manos. Todos alucinaban, la primera era yo, que no podía creer como un juego sin sentido (o al menos para mí) pudiera estar ganando a gente especialista. Sí, especialista porque Dani jugaba de una forma totalmente profesional: sabía qué cartas teníamos por medio de las matemáticas y en cualquier momento controlaba lo que íbamos a tirar, no como yo, que con tirar una carta adecuada y saber cuándo era mi turno ya era feliz. Independientemente del resultado.
Cerca de la una, Dani ha dicho que iba a hacer la comida y se ha metido en la cocina "entre fogones" (como diría mi abuela) para hacer la comida. Me ha extrañado encontrar a un chico de veinte años, en pleno siglo XXI que supiera cocinar y que además de eso le gustara. A ser sincera no le pegaba mucho ser un cocinitas: su aspecto alto (de más de un metro ochenta), con gafitas, vestido con un pantalón de chándal deportivo y una sudadera de marca. Si ya me ha extrañado que supiera cocinar más me ha extrañado las cosas que teníamos en común -aunque me ha llevado un tiempo darme cuenta de ello- es un apasionado de las especias: orégano, pimienta, ajo, nuez moscada... Odia la cebolla (pero se la come si está muy dorada), no soporta el rap (aunque respeta a las personas que lo escuchan), quiere independizarse (pero considera que hasta que no tenga un trabajo fijo al acabar la carrera es pronto), sabe que quiere formar una familia y educar correctamente a sus hijos (aunque sabe que es pronto para ello, no quiere descartarlo en un futuro), se está planteando estudiar una segunda carrera (pero sabe que debe acabar primero una y no empezar dos y dejarlas a mitad), es todo un "celebrito" (aunque sabe sacar el máximo partido para ayudar al resto de amigos), quiere esforzarse al máximo (y por eso considera una nota baja a todo aquello menor a un siete), y aunque sabe que tiene mil y una chicas en la universidad que no dejan de hablarle por el tuenti o de hacerle perdidas él pasa de ellas porque las conoce y sabe que son todas superficiales y que no encajaría con ninguna de ellas. Adora viajar (está organizando un viaje con sus amigos a Bruselas), no suele salir mucho por las noches (porque prefiere quedarse en casa viendo alguna película)... Y lo mejor de todo es que no es como el resto de amigos de ciencias de mi prima que siempre que se han enterado de que soy de letras hacen alguna gracia al respecto. No, Dani no, se ha limitado a decir "Pues a mí no me habría importado aprender latín".
¿Creéis o no que tenemos muchas cosas en común?
Pues de todo esto, me he dado cuenta un poco tarde. No me he fijado enseguida. Ha sido a la vuelta del chalet, mientras volvíamos en coche a casa, donde he analizado el día y he caido en todo lo que os estoy contando... Ha sido después de que me explicara un montón de ejercicios de matemáticas: después de comer, cuando han vuelto a ponerse a estudiar para el examen yo he continuado con matemáticas. No entendía la factorización, ni ruffini, ni no sé que otra cosa más de las diferentes soluciones de la X. He empezado preguntando a mi prima, pero ella decía "Dani, ¿cómo se hacía esto?" Así que al final era yo quien le preguntaba y era él quien amablemente se cambiaba de sitio, se sentaba en la silla de al lado y empezaba a explicarme una y otra vez cómo debía hacerlo y por qué.
Cuando hemos acabado con las matemáticas me ha dicho "Bueno, si más adelante necesitas que te dé una clase le pides a tu prima mi móvil y yo voy a tu casa y te lo explico".
-Vale, muchas gracias.
Por lo menos, aún me queda la esperanza de haber estado un poco a la altura de lo que requería la situación: Dani me echaba, al menos, un par de años más y se ha quedado totalmente asombrado de que tuviera quince años. Me ha dicho que para nada aparentaba tener esa edad y que en ese aspecto era diferente a mi prima. Así que, omitiendo mi presentación (con pisotón incluido), mi torpeta para jugar a ese juego de cartas y evitando mis pocas luces en matemáticas... Se podría decir que he estado a la altura, o al menos me he acercado a las perspectivas que tenían.


* * *


Hemos llegado a la universidad donde Dani tenía aparcado el coche. Salva a parado y él se ha bajado, ha abierto el maletero, ha sacado su mochila y su portátil y ha dicho:
-"Os veo mañana. Hasta luego, A.Soñadora".



Hoy es uno de esos días en los que la vida te enseña por qué vale la pena seguir adelante: en cualquier momento, puedes encontrarte con personas como Dani. En cualquier momento puedes comprender el mensaje de esa canción que dice "El amor está en el aire".

A.Soñadora

1 comentario:

  1. Ayer publiqué una página en el Blog con los nombres y una pequeña descripción de las personas que suelo nombrar en este Blog. Poco a poco, iré actualizándola si hablo de otras personas nuevas.

    No olvidéis echarle un vistazo.

    A.S.

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