Tú... Yo... A tres metros sobre el cielo:

La noche del jueves 29 de julio lo volví a ver. Pensaba que el wifii ya no funcionaría nunca más, pero al parecer me equivoqué y cuando salí al garaje para volver a probarlo allí estaba él.
Encendí mi ordenador y tomé aire profundamente. Ahora o nunca. Así que salí del garaje y me fui cara a él. Decidida. Directa.

-Hola. ¿Veraneas por aquí?
-Ems... yo...
-¿Hablas español?
-¿Poco?
-¿Inglés?
-Mejor.
(A partir de aquí la conversación fue en inglés).
-¿Veraneas por aquí?
-Oh, yo sí, en esta calle.

-Ams... ¿Y de dónde eres?
-Soy alemán. (Vaya, había pensado que era inglés, estaba casi segura...)
-Soy A.Soñadora.
-¿Perdón?
-Mi nombre, es A.Soñadora (lógicamente le dije mi nombre real).
-Yo soy Till. (Le he puesto este apodo porque me recuerda mucho a Lucas Till, el actor de cine).
-Ya, vale...
(No sabía qué más decirle. Estaba agobiada con el inglés, era duro mantener una conversación en ese idioma con mi nivel básico. Así que me metí en el garaje y me senté en una silla.)
-¿Por qué me has preguntado todo eso?
(¿Se habría molestado? ¿Había dicho algo fuera de lo normal?)
-No sé, simple curiosidad. No conozco a nadie por aquí.
-¿Cuántos años tienes?
-Quince. ¿Tú?
-Dieciocho.
(¡Dios mío! Habría apostado a que tendría unos dieciseís como mucho... Pero claro, también había pensado que era inglés, así que no había dado ni una).
-Oh.
-¿Tienes facebook?
-Sí, claro.
(Me tendió su portátil con la página del facebook abierta en alemán para que pusiera mi nombre en el buscador, me busqué a mi misma, y se lo devolví).
-¡Bonita foto de perfil!
-Gracias.
-¡vaya, que suerte tengo! Estás soltera...
-jajaja. Oye, tú no tienes foto.
-No, solo tengo facebook desde hace dos meses. Espera. Ya está, especialmente para tí.
(Eso sonó raro. Me sonó raro. No pensaba que me fuera a tirar los trastos tan pronto. Ni si quiera pensaba que se fuera a fijar mucho en mí. Más bien, pensaba que me evitaría. Pensaba que le parecería patético que una chica de 15 años hubiera iniciado una conversación con él hablando un inglés patético.)
-Gracias. Bonita foto también.

A partir de aquí empezamos a hablar de nuestros hobbies, de nuestras familias, de nuestros paises, de música, de películas, de motos, de programas de ordenador, del clima, de nuestros sueños... Ponía música en su ordenador para amenizar y pronto descubrió que me encantaba la música italiana, pero me sorprendí cuando él puso música italiana en el ordenador. ¡Tenía música italiana! ¡Eso quería decir que le gustaba la música italiana! Me puse a tararear y él conmigo. Pronto hicimos un dueto con acentos mezclados: una española y un alemán cantando en italiano... Pero aún recuerdo como me decía "You're part!" Eso me encantaba.
Hablando, hablando, me dijo que solía ir a mi garaje para ver las películas de la saga crepúsculo y que aunque prefería los libros (por cierto, se los había leido todos) allí iba para descansar de sus tres hermanos y disfrutar de su saga favorita. Así que deduje que lo que estaba viendo el otro día no era una serie, ni una película extraña: ¡era la saga twilight! Pero como tenía el volumen muy bajo no llegaba a entender lo que decían los personajes y mi mente se inventó nombres.
Estuve más de dos horas hablando con él, hasta casi la una de la madrugada.
[...]
Ayer por la noche, no pude salir con mi portátil al garaje porque era mi última noche en Calpe y mis padres quisieron salir. Pero cuando llegué, casi a la una, él estaba en la puerta del garaje, con su portátil, sin camiseta. Me sonrió, pero al ver que estaba con mis padres volvió, tímido, su mirada a su ordenador.



Hoy es mi último día aquí. Dentro de una hora salgo hacia Valencia, pero quería escribir mi última entrada de julio en Calpe, aquí, en el mismo sitio donde lo ví; en nuestro sitio. No me importa volver a casa porque ha ocurrido todo lo que podía pasar en dos días. Hablarle. Conocerle.
Estas vacaciones han sido alucinantes y tardaré mucho tiempo en olvidarlas. En olvidarle. Por eso, hasta que mi memoria empiece a fallar estaré en esa sensación de subidón. En un mar de sensaciones como si estuviera a tres metros sobre el cielo.


Una Adolescente Soñadora que escribe esto a tres metros sobre el cielo.