viernes, 9 de abril de 2010

Un poco de todo

Ayer quedé con mis compañeras de clase a comer: después de estar más de media hora esperando a las más tardonas, decimos ir a comer a una pizzería. Jessica nos llevó a un sitio al otro lado de la Gran Vía y por los restaurantes más selectos de la ciudad. Se paro en uno porque decía que estaba muy bien, que ella había ido con sus padres y que era perfecto para la ocasión. En realidad, sólo era una comida de chicas y de catorce habían venido siete, contándome a mi también. Por eso algunas decían de ir a Mc Donals o al Pans. Pero al final, decimos pizza, cosa que tampoco me importó.
Jessica entró la primera y pidió mesa para siete: la chica, que parecía ser la dueña, iba extremadamente arreglada, bien maquillada y de peluquería, nos hizo pasar y nos arregló una mesa. Estábamos un poco apretadas pero nadie hizo caso a eso, excepto Jessica, que cuando la chica vino con las cartas y nos preguntó si estábamos cómodas dijo: "Estamos un poco apretadas. ¿No podríamos ponernos en una mesa más grande?" "Por supuesto".
La chica, nos acomodó en una mesa de diez personas y nos entregó las cartas. Cada una escogió una pizza y algo que beber.
Pasamos la espera haciéndonos fotos con el temporizador para poder salir todas y poniendo verde al cantante del hilo musical que sonaba.
Cuando nos trajeron las pizzas todas nos quedamos casi calladas, yo porque no tenía nada más que decir pero no sé si a las demás le ocurría lo mismo o era porque tenían hambre. La conversación, se volvió a retomar cuando estábamos por mitad pizza y se reavivó cuando algunas ya se la habían acabado. La chica canvió el hilo musical por música pop: algunas empezaron a cantar bajito, para ellas, y otras dos empezaron prácticamente a chillar mientras cantaban. El restaurante no estaba muy lleno: dos mesas más y la nuestra, pero no estábamos en un burger ni en un pans, era un sitio caro y pijo y la gente que había allí iba bien vestida, como si fuera una comida de negocios. Así que les pedí, por favor, que no gritaran. Antes que las demás mesas se giraran para fulminarlas con la mirada.
Pidieron la cuenta, y muchas se quejaron de lo caro que había sido o del IVA, que siempre hace que las cuentas no sean justas y unas tengan que poner más o menos.
Después de eso, compramos chucherías y nos sentamos en unas ruinas a tomar el sol.
A la media hora, decidimos ir a dar una vuelta por las tiendas: en la primera perfumería, la chica nos preguntó si deseábamos algo pero todas dijimos, "no gracias, estamos mirando". Después de diez minutos dando vueltas por la tienda, entraron a otra tienda de cosméticos, mucho más selecta que la primera. Cuatro empezaron a pintarse las uñas de colores con los pintauñas de muestra y tres nos fuimos a ver colonias y jabones por el otro lado porque la chica ya empezaba a mirarnos con cara de enfado y mala leche.
Estuvieron veinte minutos en la tienda y luego nos fuimos al Starbucks: este fue el único sitio dónde todas estábamos a gusto. Podíamos decir lo que quisiéramos, porque estábamos solas en la terraza y no podíamos molestar a nadie.
Pusimos el temporizador a todas las cámaras y nos hizimos fotos con los frapuccinos y los cafés latte.
Y con lo bien que se estaba allí, una propuso irnos al parque a hacernos más fotos. En fin, tampoco era mala idea. Así que allí nos fuimos.
Esto fue todo mi día de ayer.
Esta tarde, tengo que prepararme la maleta porque los últimos días que me quedan de vacaciones me voy a Mallorca. Así que puede que esta sea mi última entrada hasta el lunes o el martes.

Os echaré de menos.
Sed buenos.


Una Adolescente Soñadora Viajera

2 comentarios:

  1. Wooo la verdad es que creo que ne conclusión pasaste un buen día porque fuiste a 5000 millones de sitios distintos XD
    Ainsh, espero que te lo pases muy bien en Mallorca, yo sí que te echaré de menos.

    Besotes!!! =P

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  2. ¡Que tengas un buen viaje!

    =)

    Saludos !!!

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